James Yancey conocido por J Dilla falleció el 10 de febrero de 2006 con tan solo 32 años, afectado por una rara enfermedad de la sangre (púrpura trombocitopénica trombótica) y lupus. El genio de Detroit, un héroe anónimo con un talento único e irrepetible, se sumaba a la larga lista de mitos que se van, sin culminar su futuro prometedor en la música.
En la producción de hip hop desde 1993, se convirtió en el alma de grandes nombres como Erykah Badu, Slum Village, A Tribe Called Quest, The Pharcyde, Busta Rhymes, D’Angelo o Common. Su sonido downtempo y enternecedor se terminó de completar cuando Madlib se junto al productor. Una unión Detroit-Los Ángeles que dio nacimiento a Jaylib y el álbum «Champion Sound» en 2003. Madlib definió a Dilla como «El Jhon Coltrane del hip hop», pues consideraba que era un genio del MPC-3000, tal y como Coltrane lo era al saxo.
Si debemos señalar un trabajo de J Dilla es «Donuts» 2006, un álbum que termino justo tres días antes de su muerte y en el que no dejó de trabajar hasta el último momento. Un trabajo de 31 canciones donde los últimos diez segundos se corresponden con la introducción del álbum, generando esa sensación de Donuts que hace que te entren ganas de reproducirlo sin cortes una y otra vez.
Un proyecto instrumental generado gracias al sampleo en su cuidada selección de vinilos clásicos, unido a su pasión por la música, la magia que trasmite junto a su MPC y la capacidad para inmortalizar sus sentimientos a través del sonido. La nostalgia por la pérdida de uno de los mayores productores de la historia del hip hop nunca desaparecerá, pero hoy podemos hacer que sea inmortal, recordándolo a través de su música.