El graffiti sigue vivo en nueva york, pasando de generación en generación desde sus inicios. En los años 1970 y 1980 los vagones del metro de Nueva York se volvieron un icono y a día de hoy pese a la lucha que existe desde los altos cargos de la ciudad para mostrarse en contra, endureciendo cada año las medidas para evitar que tanto por el día como sobretodo por las noches se llenara la ciudad de artistas que plasmaban su arte en las paredes, pero no han conseguido evitarlo.

En 2008 los servicios municipales comenzaron a «limpiar» indiscriminadamente los muros de la ciudad llegando a estimar que su trabajo se había costado unos 8500 graffitis ( y una buena suma de dinero).

Eric Feisbret autor del libro de 46 años es un artista de larga data e historiados del fenómeno mundial. ‘El graffiti es tan viejo como la humanidad’, ‘Limpiar los metros no elimina a los autores de los graffitis simplemente los dispersa’ afirma. En el libro también se comenta la peregrinación de grafiteros a Nueva York, en palabras de Eric Feisbert: ‘En un currículum vítae es bueno especificar que uno pintó graffitis en Nueva York’

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